Los lavavajillas son uno de esos electrodomésticos que suponen una auténtica mejora en la calidad de vida de las personas. Lavar los platos y cubiertos es una tarea repetitiva, monótona y que a nadie le gusta. Contar con una máquina que no solo nos libra de ese trabajo, sino que lo hace de una manera muchísimo más eficiente de lo que lo podemos hacer nosotros es una bendición.
Sin embargo, ¿cuánto consume un lavavajillas? ¿Cuál es el beneficio real de tener uno? ¿Es un ahorro tan importante? A continuación, abordamos todas estas preguntas.
Consumo de electricidad
El consumo de electricidad de un lavavajillas depende del modelo que se use y los programas que se configuren. Atendiendo a estudios del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía, podemos concluir que los lavavajillas consumen de media 246 kWh al año, lo que representa un 3 % del consumo total de electricidad del hogar, es decir, en torno a 30-50 € al año.
Se debe tener en cuenta el modelo en concreto, ya que el consumo de los lavavajillas oscila entre los 900 y 2300 W por ciclo. Es decir, si tomamos como referencia el precio medio del kWh en mayo de 2024 (0,102196 €/kWh sin impuestos), un ciclo del modelo más eficiente costaría 0,091976 €, mientras que el programa menos eficiente 0,235051 €. Si se usara todos los días durante un mes, la diferencia sería de alrededor de 4,30 €, aunque esta se acrecientan cuanto mayor es el precio de la luz.
Aun así, según estudios como el de la universidad de Bonn, el lavavajillas ayuda a ahorrar un 28% de energía.
Consumo de agua
El ahorro de agua es el cambio más significativo. Al lavar a mano, es inevitable no optimizar el uso del agua que sale del grifo. Al lavar la cubertería, el agua rebota contra los platos, vasos y cucharas y se pierde por el desagüe. Durante este tiempo, se consumen hasta 30 litros de agua.
Los lavavajillas están diseñados para aprovechar cada gota de agua. Aunque depende de cada modelo, los lavavajillas modernos consumen de media alrededor de 8 litros por cada ciclo. Según el mismo estudio de la universidad de Bonn, los lavavajillas ayudan a ahorrar un 50% del agua que se consume en el hogar. Aunque el precio del agua es diferente en cada municipio, es lógico pensar que el ahorro de agua va de la mano de un considerable ahorro económico.
Cómo reducir el consumo del lavavajillas
¿Se puede ahorrar aún más con el lavavajillas? La única diferencia no es entre lavar los platos a mano o no, sino que un buen uso del lavavajillas puede llevar a que se ahorre agua y electricidad, repercutiendo en el bolsillo a final de mes. Estos son nuestros consejos:
1.-Eficiencia energética
Como hemos visto anteriormente, la diferencia entre adquirir un aparato eficiente y uno que no lo sea puede suponer un ahorro de decenas de euros al año. Los lavavajillas más eficientes son más caros que los que no lo son, pero la inversión se suele recuperar con creces a largo plazo.
Para saber qué lavavajillas es el más eficiente, basta con analizar la etiqueta energética. Esta etiqueta ofrece mucha información de utilidad:
- Puntúa en un rango de la A a la G el rendimiento energético, siendo el A el grado más alto.
- Aporta el dato de kWh empleados por cada 100 ciclos de lavado, lo que ayuda a hacer el cálculo del ahorro de electricidad.
- Indica la cantidad de cubiertos estándar que puede contener, es decir, marca la capacidad.
- Muestra cuántos litros de agua consume en el programa más ecológico, por lo que es fácil calcular el ahorro de agua.
- Enseña cuánto tarda en completarse el programa ecológico, que conviene recordar que suele ser de los más largos.
- Por último, señala los decibelios que emite durante el programa y lo evalúa de la A a la D.
Gracias a esta etiqueta, es muy sencillo comparar los lavavajillas y decantarse por el más eficiente.
2.- Buena colocación
Es recomendable llenar todas las canastas del lavavajillas para limpiar la mayor cantidad de cubertería posible. Sin embargo, es igual de importante colocarlos bien. Cada elemento de la vajilla (los cubiertos, los vasos, platos llanos, platos hondos…) tiene su lugar. En la práctica, si queremos limpiar ollas o utensilios de cocina, debemos prestar atención a dónde los colocamos para que todas las piezas se laven correctamente. Si no terminan limpios, tendremos que volver a lavarlos, gastando más agua y energía.
3.- Uso de los programas Eco
Los lavavajillas vienen con varios programas. Estos nos permiten regular la temperatura o el tiempo de lavado. Normalmente, hay un programa marcado como Eco, en el que la temperatura del agua es menor y la máquina funciona a un ritmo más bajo. Al no tener que gastar energía en calentar el agua ni en funcionar a máxima potencia, es el programa que más electricidad ahorra.
4.- No prelavar
Hay una tendencia a enjuagar los platos antes de meterlos en el lavavajillas. Esta práctica tiene dos inconvenientes. Por un lado, a menos que haya grandes restos de comida, es completamente innecesario. Los lavavajillas están diseñados para eliminar esos pequeños restos de comida que se quedan adheridos a los platos. Por otro lado, al prelavar los platos se consume más agua, lo que minimiza el efecto del lavavajillas.
5.- Mantenimiento
Los lavavajillas necesitan un mantenimiento regular. Ocasionalmente, es bueno comprobar que los filtros están en buen estado o si hace falta sustituirlos para que puedan eliminar la suciedad sin problemas. Además, también se puede usar sal de lavavajillas para evitar la acumulación de cal, especialmente en ciudades en las que el agua contiene mucha.