Las calderas de gas son dispositivos que utilizan gas natural o gasoil como combustible para generar calor y proporcionar calefacción en los hogares. Son una opción común y ampliamente utilizada debido a su facilidad de instalación y su eficacia en la generación de calor.
Sin embargo, en la búsqueda de alternativas más eficientes y sostenibles, es importante considerar otras opciones que puedan ofrecer beneficios adicionales tanto para el medio ambiente como para nuestra economía doméstica. Diversos factores pueden motivar la búsqueda de alternativas a las calderas de gas:
- Sostenibilidad ambiental: Las calderas de gas emiten CO2 y otros gases contaminantes a la atmósfera, contribuyendo al cambio climático y la degradación del medio ambiente. Por tanto, buscar alternativas que minimicen estas emisiones se vuelve cada vez más importante en la lucha por la sostenibilidad.
- Ahorro energético: Las calderas de gas pueden generar un consumo energético elevado, lo que se traduce en una subida de las facturas de la calefacción. Buscar alternativas que sean más eficientes energéticamente puede ayudarnos a reducir el consumo y, por ende, aumentar el ahorro.
- Mayor confort: Aunque las calderas de gas cumplen su función principal de proporcionar calor, es posible que algunas personas busquen opciones que ofrezcan también otras funcionalidades, como la refrigeración o el acceso a agua caliente sanitaria, con el objetivo de mejorar el confort de sus hogares.
- Durabilidad y mantenimiento: Hay que considerar la durabilidad de las alternativas a las calderas de gas, valorando su vida útil y los posibles costes de mantenimiento que puedan generar. Esto nos permitirá tomar una mejor decisión sobre qué sistema es más conveniente a largo plazo.
Alternativas a las calderas de gas
Aerotermia
La aerotermia funciona captando la energía del aire exterior mediante una bomba de calor. Este proceso se basa en el principio de que incluso a bajas temperaturas, el aire contiene energía térmica aprovechable. La unidad exterior de la bomba de calor absorbe dicha energía del aire a través de un intercambiador de calor. Un ventilador hace que este aire entre en contacto con un refrigerante que se encuentra en el evaporador.
Una vez captada la energía, se lleva al sistema de calefacción interior mediante la unidad interior de la bomba de calor. Aquí, el refrigerante se comprime y aumenta su temperatura. La energía térmica se transfiere al sistema de calefacción, ya sea mediante suelo radiante o radiadores, proporcionando así calefacción en invierno. En este punto, el refrigerante se enfría y se prepara para comenzar nuevamente el ciclo.
Ahorro energético
La aerotermia destaca por su alto nivel de eficiencia energética. Al aprovechar la energía contenida en el aire exterior, las bombas de calor aerotérmicas son capaces de generar calefacción, refrigeración y agua caliente de forma mucho más eficiente que las calderas de gas. Esto se traduce en un menor consumo energético y, por lo tanto, en un ahorro económico significativo en las facturas de calefacción y refrigeración. Además, se puede combinar la aerotermia con paneles solares.
Reducción de emisiones de CO2
La aerotermia utiliza una fuente de energía renovable, el aire, lo que se traduce en una menor emisión de CO2 a la atmósfera en comparación con las calderas de gas. Al contribuir a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la aerotermia se posiciona como una opción más respetuosa con el medioambiente y en línea con los objetivos de sostenibilidad.
Versatilidad en calefacción, refrigeración y agua caliente
La aerotermia no solo proporciona calefacción en invierno, sino que también puede utilizarse para refrigeración en verano y acceder a agua caliente sanitaria durante todo el año. Esta versatilidad la convierte en una solución completa y adaptable a las necesidades de climatización de hogares y empresas.
Mayor durabilidad y menor mantenimiento
En comparación con las calderas de gas, las bombas de calor aerotérmicas suelen tener una vida útil más larga. Además, requieren menos mantenimiento y presentan menos averías, lo que supone un ahorro en costos de reparación y una mayor tranquilidad para los usuarios que deciden instalar un sistema de aerotermia en su hogar.
Calderas eléctricas
Las calderas eléctricas funcionan de un modo parecido a las calderas de gas. Utilizan calentadores eléctricos, que son más potentes y baratos que una caldera de gas, además de que cada vez se genera más electricidad proveniente de fuentes renovables.
Rendimiento óptimo
Las calderas eléctricas cuentan con termostatos para mantener una temperatura constante. Evita así que se consuma más energía de la necesaria y favorece a mantener el medioambiente. Al utilizar electricidad, el abastecimiento de agua caliente estará garantizado mientras se mantenga la corriente.
Gran seguridad y tranquilidad
Las calderas eléctricas son muy silenciosas, ya que no se produce combustión. Tampoco genera los desagradables olores del gas. Precisamente porque no es posible que se produzcan fugas de gas, es una tecnología que también es más segura.
Fácil instalación y mantenimiento
Aunque lo deben hacer técnicos especializados, instalar una caldera eléctrica es muy sencillo. En un par de horas, se puede tener una caldera completamente operativa. Además, adquirir una caldera eléctrica supone un desembolso asequible.
Calderas de biomasa
Las calderas de biomasa es una tecnología que genera calor utilizando combustible orgánico como pellets, leña o astilla. Su instalación en las viviendas en entornos urbanos es muy infrecuente, ya que suelen ser aparatos de grandes dimensiones y que además se necesita mucho espacio para almacenar el combustible.
Sin embargo, no deja de ser una alternativa muy ecológica y eficiente. En entornos rurales, donde se puede utilizar los residuos forestales, ayudan a ahorrar costes y evitar incendios forestales.
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