9 consejos para sobrevivir a una ola de calor en casa

Desde hace varios años, las olas de calor son una constante del verano. Prácticamente, enlazamos un periodo de calor extremo con otro, haciendo que la vida en determinadas ciudades sea sofocante hasta el punto de solo poder disfrutar de salir a la calle por la noche.

Combatir la ola de calor en casa puede suponer un gasto de energía adicional, ya que los aires acondicionados consumen mucha energía. Sin embargo, hay otras formas de reducir la temperatura sin que repercuta tanto en la factura de la luz. Estos son los mejores 9 consejos para sobrevivir a una ola de calor en casa.

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1. Bajar persianas

Bajar las persianas, junto con echar las cortinas y cerrar las ventanas, permite generar una fresca penumbra en el interior de la vivienda que puede llegar a bajar hasta 6 grados la temperatura. Es, sin duda, la opción más económica y natural posible. Al no incidir la luz directamente y evitar que entre aire caliente en las horas centrales del día, la sensación de sofoco en casa será mucho menor.

2. Crear corrientes de aire

Mientras que durante el día lo mejor es cerrar todas las ventanas, por la noche es necesario renovar el aire de la casa. Aprovechar las temperaturas más bajas de la noche no solo es bueno para refrescar el ambiente, sino también para despejar la mente y evitar varios tipos de problemas de salud.

Una buena manera de crear estas corrientes de aire es abrir por completo las ventanas por las que sale el aire de la casa, pero solo de forma parcial aquellas por las que entra el aire. De esta forma se genera una diferencia de presión que provoca corrientes de aire más intensas.

3. Usar ventiladores

Los ventiladores son una alternativa más económica al aire acondicionado. Al crear una corriente de aire de manera artificial, también ayudan a conseguir una sensación de frescor. Es importante tener en cuenta que muchos ventiladores modernos tienen dos versiones, una para el verano y otra para el invierno. La mayoría de los ventiladores en modo verano giran en sentido contrario a las agujas del reloj. Aun así, se puede comprobar cómo funciona la corriente de aire y cambiar de modo si es necesario.

En el caso de los ventiladores de pie, hay una forma de potenciar su efecto. Se trata de poner delante, a unos 30 centímetros, un bol con agua y hielo. El aire justo encima del bol se enfriará y el ventilador repartirá el aire por toda la estancia. Estos ventiladores, además, permiten dirigir la corriente de aire, por lo que se puede focalizar mejor la sensación de frescor hacia un sofá, un sillón, una cama…

4. Regar las plantas

Las plantas, especialmente las más frondosas, generan humedad a su alrededor. Mantener las plantas sanas y bien regadas también es una manera de purificar el aire y mantener la casa fresca.

5. Eliminar las fuentes de calor

Cualquier aparato eléctrico en funcionamiento genera calor. Algunos, como un televisor, puede parecer que no contribuyen a aumentar la temperatura, pero solo hace falta tener un rato el móvil en la mano o tocar nuestro portátil para darnos cuenta de que desprenden bastante calor. Cada electrodoméstico cuenta.

Merecen una mención especial los electrodomésticos de la cocina. Es obvio que el horno y una vitrocerámica necesitan generar calor para cocinar (en este caso, se nota mucho la diferencia entre una vitrocerámica y una cocina de inducción). Sin embargo, también hay otros aparatos, como la lavadora o el lavavajillas, que emiten mucho calor. Por eso, es recomendable encender estos electrodomésticos por la noche, cuando la temperatura es más baja y se puede disipar más fácilmente.

6. Ducharse con agua templada

Aunque puede parecer contraintuitivo, para disfrutar de un frescor más duradero, lo mejor es darse una ducha templada y no de agua fría. En un primer momento, el agua fría quitará el exceso de temperatura prácticamente de golpe, pero a su vez activará una reacción muscular con la que se genera calor. Esta reacción no se consigue con el agua templada.

7. Fregar el suelo

Tan solo con pasar la fregona de vez en cuando por la casa, se contribuye a mantener el hogar fresco. Si se tiene una tarima de madera hay que tener mucho cuidado de no mojar en exceso para evitar estropear el suelo. En zonas exteriores, como terrazas o balcones, sí se puede utilizar más agua para baldear la zona y evitar que se calienten en exceso.

Siguiendo la misma lógica, también se puede vaporizar el ambiente con agua fría. Para ello, se puede tener un bote con un vaporizador en el frigorífico y, de vez en cuando, refrescar el ambiente.

8. Usar deshumidificadores

En la mayoría de los consejos que se han dado hasta ahora existe un elemento común: el agua. Sin embargo, en determinadas zonas, la humedad es uno de los componentes que hacen que el calor sea agobiante. En estos casos, habrá que buscar formas de reducir la humedad en el ambiente.

Una de las formas más económicas de hacerlo es utilizando deshumidificadores. Estos aparatos emplean compuestos químicos capaces de absorber la humedad en el ambiente. Son especialmente útiles en baños y cocinas con escasa ventilación.

9. Vestir con prendas claras y ligeras

Sea en casa o en la calle, es recomendable no utilizar prendas gordas, que evitan la transpiración, ni de colores oscuros, que absorben más los rayos del sol. De igual modo, también es recomendable utilizar sábanas de algodón o seda, que acumulan menos calor durante la noche.

Hay incluso quienes meten la ropa en el frigorífico o congelador unos minutos o la mojan para mantener el frescor. También se pueden utilizar fundas en sillones y sofás que sean más frescas o, en última instancia, incluso cubrirlos con otras sábanas.

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